domingo, 23 de enero de 2011

Los siete pasos de la alquimia.Primer paso: LA INOCENCIA

Ana Cuéllar. 2011

_Nacisteis en estado de inocencia. De todos los ingredientes que usa el alquimista, éste es el más importante. Un bebé recién nacido no pone en duda su existencia; vive en la aceptación de sí mismo, la confianza y el amor. Todavía no se deja oír la insistente voz de la duda.

La pregunta "¿Quién soy yo?" no tiene ningún sentido para un recién nacido. En vez de ello, lo que brilla es la conciencia misma, que es la fuente de toda sabiduría. Un bebé llega a este mundo procedente de la fuente misma de la vida, y se separa de esa fuente poco a poco. Durante un tiempo el bebé permanece bañado en lo intemporal. No tiene ningún concepto del pasado ni del futuro, sólo de un presente que se va desdoblando. Esto es lo que significa vivir en la eternidad, ¿por qué que es lo eterno si no el momento presente renovándose de manera constante?. La promesa del Grial, la vida inmortal, ya la está disfrutando el bebé, puesto que vivir en lo intemporal es el secreto de la inmortalidad.
_Si eso es cierto-dijo gravemente Galahad-,¿por qué no somos todos inmortales desde que nacemos?
_Semillas y tendencias-repuso Merlín. Todo bebé tiene tendencia a pasar del mundo intemporal al mundo de las horas y los días y los años, del silencio del mundo interior a la actividad del mundo exterior, de la absorción en uno mismo a la absorción en todas las cosas fascinantes que le rodean. Y así comienza la alquimia, la transformación constante que habrá debajo de cada aliento que tome durante todos los años venideros.
Un bebé no es un ángel...su pureza es efímera. Un bebé siente por dentro las primeras punzadas de la ira y el miedo, la desconfianza y la duda. Al dejar su estado de inocencia, el bebé entra en un mundo más severo, un mundo de chichones y magulladuras.Nacen deseos que no se satisfacen inmediatamente; se experimenta el dolor por primera vez.
Los mortales llamáis a eso "la caída de la gracia", pero os equivocáis. La gracia actúa en todos los pasos de la existencia humana, aunque vuestra percepción, por ser limitada, quizá os impida verlo.
¿Por qué alguna parte de esta triste historia es análoga a la alquimia?-preguntó Percival, todavía escéptico.
_Porque actúa una magia oculta-contestó Merlín-. Al crecer el bebé, su inocencia original no se pierde en realidad. Lo que sucede es algo más misterioso. La inocencia permanece intacta en un estado de pureza y totalidad que sencillamente olvidáis. Ahora vivís en fragmentos. Para vosotros, el mundo está limitado;vuestro sentido del yo se encuenta atado en las experiencias y recuerdos individuales que habéis acumulado.
Al olvidar la totalidad, pareció que perdíais a quienes erais, pero fue una ilusión. No sentís ni actuáis como un recién nacido, pero su esencia permanece. De hecho, la totalidad no puede dividirse en fragmentos; a la verdad no le puede hacer daño la falsedad. Vuestra pérdida de inocencia fue un acontecimiento real que al mismo tiempo no tiene ninguna realidad en absoluto. Las fuerzas de la alquimia actúan más allá de lo que podéis ver, oir o tocar.
_¿Cómo puedo saber que esa inocencia está realmente allí?-preguntó Galahad.
_Si deseas ponerte en comunicación con la inocencia que hay dentro de ti, busca las características del recién nacido: viveza, curiosidad, sentido de lo maravilloso, seguridad de que se te quiere en esta tierra, sensación de vivir en la paz perfecta de lo intemporal. todos los bebés sienten estas cosas.

El Camino de la Sabiduría. Deepak Chopra. Ed. Martinez Roca, 3ª edición. 1999

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